Es un hecho que la falta de educación emocional en los niños repercute en su vida adulta, impidiéndoles tener relaciones más sanas y plenas con las personas que les rodean. Y efectivamente, así es: educar en las emociones desde muy pequeños es la base para tener un mejor desarrollo emocional en el futuro, tal y como te confirmaría cualquier experto en psicología y crecimiento personal.
Sin embargo, puede que a las personas que hoy son padres tampoco hayan recibido este tipo de educación y se encuentren un poco perdidos a la hora de poner remedio a este aspecto con sus hijos. ¿Por dónde comenzar una educación emocional que no se ha recibido en su día a esa edad? En ese caso, puede ser muy recomendable acudir un centro de psicólogos en Oviedo, especialmente si tu hijo o hijos pudieran necesitar una ayuda más profesional.
Pero antes de esto, vamos a explicarte qué es exactamente lo que hoy denominamos educación emocional, por qué es importante y qué beneficios tiene para los niños.
¿A qué hace referencia el término educación emocional?
La educación emocional puede definirse como el aprendizaje que tiene como objetivo desarrollar la capacidad de percibir, diferenciar y expresar emociones, de asimilarlas en el pensamiento, de comprender y razonar con ellas y de regularlas a todos los niveles.
La inteligencia emocional se adquiere con cada experiencia de nuestra vida, pero mejora si se recibe una buena educación emocional, especialmente en las etapas de desarrollo. La infancia y la adolescencia son momentos clave para aprender a regular las emociones.
¿Por qué es tan importante la educación emocional?
En la inteligencia emocional reside el futuro bienestar y gran parte del éxito personal, profesional y social de una persona. De ahí que educar las emociones sea tan importante para relacionarse de manera sana y adaptarse a las diferentes situaciones de la vida adulta.
Además, como sabes, el modo en el que regulamos nuestras emociones tiene impacto en nuestra salud, por ejemplo, a nivel digestivo la relación es directa. Otro motivo más para aprender desde pequeños a identificar nuestras emociones, a transmitirlas de manera asertiva y, sobre todo, a gestionarlas inteligentemente.
Educación emocional en la infancia.
El objetivo de la educación emocional en la infancia es enseñar a los niños a:
- Ser conscientes de sus emociones y sentimientos.
- Aprender a verbalizarlas: identificarlas, transmitirlas, sentirlas…
- Desarrollar su empatía, autoestima y confianza en sí mismos.
- Mejorar la comunicación asertiva y otras habilidades sociales.
Educar las emociones en los niños es un proceso diario que hoy en día se tiene mucho más presente en los centros educativos y que los padres pueden realizar en casa mediante actos cotidianos muy útiles:
- Ser el modelo de regulación emocional que necesitan los niños, aunque es cierto que quizás muchos padres necesitan mejorar su inteligencia emocional para transmitirla a sus hijos.
- Proporcionarles un apego seguro desde los primeros meses de vida, que no sea obsesivo ni evitativo. Un apego sano que les reconforte y les dé seguridad.
- Jugar con ellos para transmitirles ciertas enseñanzas emocionales. El juego es una de las mejores formas de aprender, ya que permite simular situaciones en las que poner en práctica nuevas formas de pensar, sentir y actuar.
- Leer, ver series o películas que puedan ser útiles en este sentido. Las situaciones que viven los personajes de los libros y las películas son otro de los grandes recursos de los que disponemos. De esta forma, los niños aprenden a identificar emociones, a ponerse en el lugar del otro y descubrir otros modelos de expresión y regulación emocional.
- Validar y acompañar las emociones de tus hijos en todo momento. Háblales de tus emociones para que le sirvan de ejemplo, pero además, debes escuchar cómo se sienten ellos sin juzgarlos.
La educación emocional requiere tiempo, constancia y paciencia. La mayoría de los adultos no tenemos inteligencia emocional porque no nos la han enseñado, por lo que es un camino que podemos recorrer junto a los niños. Y ahora que las vacaciones de verano con tus hijos están a la vuelta de la esquina, es un momento perfecto para comenzar.